El niño empieza con diarrea y ya nos falta tiempo para salir corriendo a la farmacia o al supermercado a comprar una leche sin lactosa. ¿Qué opináis? ¿Es bueno? ¿Es malo?
- Mi vecina me ha dicho que a ella le funciona estupendamente. Aunque mi pediatra en alguna ocasión, creo recordar, que me dijo que no hacía falta… Sin embargo hace unos años tuve que ir a urgencias y otro médico me dijo que sí, que le comprara una leche sin lactosa, que mejoraría rápidamente.
Tiene diarrea ¿Y ahora qué hago?
Muchas de vosotras venís y me lo contáis así, tal cual lo estáis leyendo. Pues bien, antes de quitarle o no la lactosa, vamos a repasar algunos conceptos.
¿Qué es la lactosa?
La lactosa es un hidrato de carbono presente en la leche que en el caso de los bebés, representa el 40% de la energía del niño que es alimentado al pecho.
La lactosa está compuesta de glucosa (fuente principal de energía) y de galactosa (necesaria para el desarrollo del sistema nervioso central). Está presente, como veis, en la leche materna y por supuesto, en las leches comerciales. Además, la lactosa favorece la absorción de calcio y de hierro evitando la anemia y el raquitismo, favoreciendo, por tanto, el correcto crecimiento de nuestros hijos.
Pero no acaba ahí la cosa, la lactosa (pobrecita, qué mala fama tiene) también colaborar en alcanzar un buen equilibrio en nuestra flora intestinal. La lactasa es una enzima que se encuentra en nuestro intestino y que digiere la lactosa para convertirla en glucosa y galactosa para que nuestro organismo pueda aprovechar todas sus funciones.
Ahora que sabemos para qué sirve la lactosa ¿se la quitaríais tan a la ligera? ¿verdad que no?
Pues ya tenemos la respuesta. Hasta la fecha, la evidencia científica nos dice que durante episodios aislados y limitados de diarrea y/o gastroenteritis aguda no se deben sustituir las leches habituales (ni mucho menos la lactancia materna) por una leche sin lactosa.
Cierto es que durante un cuadro de gastroenteritis, la lactasa pierde efectividad y no conseguimos digerir completamente la lactosa por lo que los niños efectivamente tendrán gases, dolor abdominal y diarrea, pero eso no justifica retirar completamente la lactosa de la dieta.
¿Un truco? Ofrecer menos cantidad de leche a lo largo del día (sin suprimirla completamente) y darles más yogures naturales. Estos tiene muy poca cantidad de lactosa y durante esos días, lo tolerarán muy bien.
Sólo en aquellos casos de diarreas prolongadas, gastroenteritis complicadas, niños con alguna enfermedad de base en la que su estado nutricional se vea comprometido y por supuesto, niños diagnosticados de intolerancia a la lactosa, se aconseja la retirada temporal o definitiva de la lactosa de su dieta. En estos casos será tu pediatra quien mejor te aconseje.
Por cierto y ¿Qué me decís del Aquarius? esto sí que lo tenéis claro ¿verdad? Aquí un antiguo post sobre el tema… “Si mi hijo tiene diarrea ¿le puedo dar Aquarius?”
Así que resumiendo, su tu hijo empieza con diarrea:
- Si vuestro bebé está alimentado con lactancia materna, continúa con la lactancia materna a demanda. No hay mejor manera de garantizar su estado nutricional y su hidratación.
- Si ya es más mayor y/o no toma pecho, lo mejor para reponer las pérdidas que están teniendo tanto por la diarrea como por los vómitos son las soluciones de rehidratación oral, es decir, el suero oral. Ya sabéis que lo ideal es que lo compréis en farmacias y no lo hagáis vosotros en casa como solían hacer nuestras abuelas. No hay necesidad de asumir riesgos innecesarios en su preparación. Si está comiendo, no haría falta suero, podéis ir alternando comida con sorbitos de agua.
- Le ofreceréis el suero oral a sorbitos pequeños, muy despacito y sin prisas: 5-10 ml cada 15 minutos. Todo ello lo alternaremos con ALIMENTACIÓN NORMAL, es decir, pequeñas cantidades de comida respetando gustos y apetito y evitando azúcares (que podrían empeorar la diarrea) y comida precocinada. No es necesario “castigar” a nuestros niños con agua de arroz, zanahoria hervida y pescado sin sal, que eso no hay quien se lo coma. Comida normal en pequeñas cantidades.
- Con paciencia y sin miedo le ofreceremos un sorbito de suero, esperamos 15 minutos, un trocito de pan con un poco de aceite, esperamos 15 minutos, otro sorbito de suero, volvemos a esperar… una cucharada de yogur, un sorbito de agua, volvemos a esperar varios minutos; un trocito de fruta. Y así a lo largo de todo el día. Si lo hiciésemos de este modo nos ahorraríamos la mayoría de las visitas a urgencias.
- Si el niño está comiendo aceptablemente no hace falta que compres suero oral, con que alternéis la comida con agua sería suficiente. El suero cobra mayor importancia cuando los niños no toleran ningún tipo de alimento sólido, al menos en la solución oral incluiremos las sales y azúcares que su cuerpo está perdiendo a través de la diarrea o de los vómitos.
¿Y cuándo me tengo que preocupar?
Cuando presente signos de deshidratación:
- Boca seca, saliva seca, ausencia de lágrimas al llorar y ojeras.
- Si está muy decaído, apático, tristón y se niega a jugar.
- Si no tolera nada de lo que le ofreces. Si observas que cada cosa que come o bebe, inmediatamente después lo vomita o si presenta más de 10-12 deposiciones al día.
- Si hace poco pipí. Si observas que pasan varias horas y el niño no hace pis.
- Si está mareado, lento y claramente ves “que no es él”.
- Si hace deposiciones con sangre o en los vómitos hay hebras de sangre.
- Y por supuesto cada vez que albergues cualquier duda, para eso estamos.
Así que ánimo, mantén la calma, ofrécele comida y bebida (lactancia materna/agua/suero oral) lentamente y vigila su estado general.
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