Como cada jueves aquí me tenéis en el tren volviendo a casa “matando” las horas de viaje dándole a la tecla mientras cuento los minutos para llegar y sentarme a merendar con mis hijos.
Hoy en Saber Vivir hemos vuelto a hablar de la alimentación infantil. Ya os había contado la semana pasada un montón de cosas de la leche en este vídeo y de la hora del desayuno en este otro y es que este tema podría ocupar horas y horas de programas de televisión ¿verdad? Son tantas las dudas, las preguntas, los mitos y los miedos cuando empezamos a darles de comer que podríamos hacer monográficos de alimentación durante meses sin aburrirnos.
Es difícil tocar tantos temas en tan solo unos minutos y además en directo, pero al menos lo hemos intentando. Los padres de hoy en día reciben tanta información y a veces tan dispar, que más que informar a veces las fuentes producen el efecto contrario, desinformar. Tenemos miedo a hacerlo mal, a perjudicar a nuestros hijos, a no hacer lo que podría ser mejor para ellos. A veces tenemos que luchar no solo contra nuestros miedos sino contra el de los abuelos que hoy en día pasan buena parte de nuestro tiempo con nuestros hijos.
También es frecuente encontrar a padres con los conceptos bastante claros y sin embargo son los abuelos que, con toda su buena intención, tiran por tierra nuestras recomendaciones bajo el “yo he criado a cinco” o “estas cosas modernas yo no las entiendo” o el ya conocido: “Si mi nieto no quiere cenar, le doy la leche o lo que me pida, ¡no se va a ir a la cama con el estómago vacío!”. ¿Verdad?
Aunque es verdad que muchas veces son ellos los que ponen la dosis de cordura y sentido común que en ocasiones perdemos los padres entre tanta avalancha informativa o desinformativa. Abuelos, ante todo, gracias por estar ahí.
¿Trozos o purés? Mirad, a mí lo de los extremos nunca me ha gustado. Los manuales para criar, alimentar o amar no existen. No hay trajes de talla única. Cada niño, cada familia, cada hogar y cada una de las circunstancias en las que vive esa familia, deben ser valoradas de forma individual. Cuanto más flexibles seamos, más fácilmente nos adaptaremos a los múltiples cambios que viviremos. Y para ello tenemos que tener cuatro conceptos claros respecto a la alimentación de nuestros hijos y a partir de ahí intentar hacerlo lo mejor posible. Justamente en mi próximo libro le dedicaré un extenso capítulo a la alimentación infantil porque de verdad os digo que no es tan difícil como parece.
Si para nosotros reunirnos con amigos o con la familia, alrededor de una mesa a comer, es un motivo de relajación, disfrute y desconexión, no tiene sentido que en muchos hogares justamente ese, sea el momento de más tensión del día. Cuando además, en ocasiones, hay padres que precisamente solo tienen ese ratito para disfrutar de sus hijos relajadamente.
¿Qué necesitamos?
Tener los conceptos claros, altas dosis de paciencia y dar ejemplo.
Y sin más os dejo el vídeo (aquí, a partir del minuto 20). En apenas 10 minutos hacemos un recorrido por las dudas de multitud de padres y madres a la hora de sentarnos a la mesa.
Y recuerda que “tú eliges la calidad y él la cantidad”
Para los que queráis ampliar información podéis leer todos los post que escribí en su día sobre ello:
– Si aun no tiene dientes ¿puede masticar?