Ay… este sentimiento por el que todos pasamos… ¡no llego a todo! Porque llega un momento en tu vida en el que todo es más importante que tú, que tus necesidades, que tus prioridades y aún así, sentimos que dándolo todo, seguimos sin llegar.
Pues esto nos pasa a todos, porque lo que más queremos en la vida es ser buenos padres y madres, los mejores, ¿verdad? Y al final creemos que, olvidándonos a nosotros mismos por completo es como podemos llegar a tanto, pero al final, nos sentimos solos, incomprendidos, vacíos y frustrados.
Sin embargo me gustaría trasladaros un mensaje de esperanza, y es que con el tiempo casi todo mejora y llega un momento en el que te das cuenta que cuidar cada una de esas otras parcelas que no tiene que ver con la maternidad, también son importantes y también contribuyen a tu bienestar. Y es que el tiempo que dedicamos a nosotros mismos, a nuestras parejas, a nuestros gustos y pasiones, es importante y forma parte de la felicidad de nuestros hijos, ¿por qué? Porque cuando tú estás bien, nuestros hijos están bien.
Me imagino que también os ocurre, cuando vuestros padres no están del todo bien, eso no nos hace sentir bien a nosotros mismos, queremos que nuestros padres estén bien y nuestros hijos piensan y sienten igual.
Aquí os dejo una reflexión que espero os ayude y os devuelva la tranquilidad y la calma que todos necesitamos, porque cómo ya sabes… el tiempo juega a nuestro favor.
¡Sois madres y padres maravillosos!
Lucía Galán Bertrand | Pediatra y Escritora