Se ha ido un grande, Quino, creador de Mafalda.
Así que hoy me grabo a fuego uno de sus mensajes:

Que lo urgente no te quite tiempo para lo importante.

Que vivimos en una sociedad del ya para ya, del “lo necesito para ayer”… Y en esa “urgencia” perpetua en la que nos movemos los adultos, nos olvidamos de lo que de verdad importa:
  • Ver crecer a nuestros hijos, despertarles entre besos y mimos, terminar el día leyendo un cuento a pie de cama mientras el sueño les vence. Contarles las pestañas en esas largas noches en vela en la que no les quitas ojo porque la fiebre no os da tregua, dejarle esa notita en el almuerzo que tan feliz le hace. Preparar la llegada del Ratoncito Pérez como si viniesen los mismísimos Reyes Magos, y eso con cada diente, sí, con cada uno de ellos…
  • Mandarle un mensajito a tu pareja con un “esta noche tiene usted una cita” y reservar una mesa, aunque sea lunes y al día siguiente haya que madrugar, aunque llevéis media vida juntos, aunque creas que lo urgente es más importante… Y sí, prepararte para ello, con una buena ducha y esa ropa de fondo del armario que siempre dejamos para una “ocasión especial” que ya nunca llega. Cenar los dos solos, sin hablar de niños, ni de crianza, ni de obligaciones varias. Disfrutar relajados y tranquilos, reírnos por un rato y volver a casa para enredarnos y perdernos entre las sábanas… sí, aunque sea lunes y al día siguiente haya que madrugar…
  • Dedicarte unos minutos al día para ti, solo para ti. Al día o la semana, o al mes, pero dedicarte tiempo para ti.
  • Dormir las horas que necesitas para no tener que repetir una y otra vez lo cansado que estás.
  • Tomar ese café con ese amiga a la que siempre le dices “tenemos que quedar” y siempre hay algo más “urgente” (que no más importante) por hacer.
  • Recuperar parte de la vida que metiste en aquella maleta cuando llegó tu primer hijo… y que se te ha olvidado volver a abrir. Que antes de ser madre eras mujer y había otras muchas cosas que te apasionaban; que antes de ser padre tenías mil y una aficiones que te removían. Recupéralas. Algunas al menos…
  • Llamar más a menudo a tu padre o a tu madre sólo para saber como están, solo para decir “mamá, papá, que os quiero” y sentir una vez más que ellos son tus personas refugio, aquellas a las que siempre podrás volver.
  • Decir más “te quiero” y más “lo siento”…
  • Escuchar más y hablar menos.

Reír más, soñar más, amar más,  en definitiva, VIVIR más.

Descanse en paz, Quino.

Publicaciones Similares