Las famosas otitis ¿quién no las ha sufrido en alguno de nuestros hijos? ¿Verdad?
A pesar de ser una de las infecciones más frecuentes de la infancia, los padres me preguntáis casi a diario las mismas preguntas. Es por ello que me he dado cuenta que nuestras familias deben saber algo más sobre estas infecciones tan molestas.
Hay dos tipos de otitis que, en lo único que se parecen es en el nombre: otitis externa y otitis media. En todo lo demás: origen, signos clínicos, tratamiento y evolución son diferentes.
1. Otitis externas: La infección está localizada en la piel que recubre el conducto auditivo externo, de ahí su nombre. Los gérmenes vienen del exterior, habitualmente del agua de las piscinas (Pseudomona), de ahí que también se denomine la otitis del nadador. Son propias del verano, producen mucho dolor y rara vez fiebre. El tratamiento son gotas óticas (antibióticos óticos).
El signo típico es el dolor al presionar delante del oído (Signo del trago) o incluso simplemente con tocarles la oreja ya se quejan de forma llamativa. Evidentemente el dolor hay que tratarlo; aunque no tengan fiebre, debéis ofrecerles paracetamol o ibuprofeno.
Como veis en la imagen, la inflamación se produce en las líneas rojas que corresponden al conducto auditivo externo.
La infección raramente progresa hacia el tímpano. Una semana con gotitas en el oído y sin sumergir la cabeza en la piscina y problema resuelto. Eso sí, la semana en la que tu hijo no se puede bañar en pleno mes de agosto y a 40º de temperatura es como si fuesen dos… ¡pobres! Una tortura para ellos (y para nosotros a veces también)
2. Otitis media aguda: Son propias del invierno. Son una complicación frecuente de los catarros y los mocos. Las bacterias vienen del interior de la boca o de la nariz. Es frecuente que el niño empiece con un cuadro catarral. Con el paso de los días, el moco se acumula en la Trompa de Eustaquio que no es más que un túnel que comunica la nariz con el oído. Finalmente el moco se instala en oído medio y, si este es muy espeso y no es capaz de volver a descender por la trompa, se acumulará hasta causar una otitis.
El oído medio que habitualmente está hueco, se llena de moco con bacterias, estas proliferan a sus anchas en ese espacio y como la Trompa de Eustaquio es tan estrechita y además está horizontalizada en los niños pequeños, el moco no puede salir.
Si en ese momento miramos con el otoscopio el oído, veremos la membrana timpánica muy enrojecida y abombando hacia afuera. Hablaremos en este momento de una otitis media aguda. Habitualmente tienen fiebre alta.
A veces se complican. Si se acumula demasiado moco, aumentará la presión, el niño tendrá un dolor intenso y en algunas ocasiones el tímpano, que es una membranita muy fina que separa el oído medio del oído externo, se rasga, se agujerea y el moco sale al exterior. Estaríamos hablando entonces de otitis media perforada o supurada.
Esto me recuerda a una anécdota con una mamá en urgencias: “Doctora, estoy preocupada por su oído porque hace un mes tuvo una otitis superada“. Yo pensé entonces: “Bueno, si está superada, buena cosa es”.
Es habitual que tras una noche espantosa de llanto y fiebre, amanezca la almohada del niño manchada de una sustancia amarillenta y al mirar a nuestro hijo, comprobaremos que ese líquido ha salido de su oído. Curiosamente, una vez se ha perforado, al salir el contenido al exterior, la presión baja bruscamente y el dolor desaparece por lo que los niños están al fin…felices.
La otitis media aguda, en muchas ocasiones, sobre todo en los niños más pequeños, se tratan con antibióticos orales. En ocasiones cuando la otitis media es de en un solo oído, leve y no hay fiebre podemos probar con ibuprofeno durante 48 horas y reevaluar; hay veces que nos ahorramos una tanda de antibióticos.
Ojo, a las 48 horas de iniciado el antibiótico debe haber una franca mejoría; si persiste la fiebre, el dolor u observáis enrojecimiento de la zona de la piel que se encuentra detrás de la oreja, no dudéis en acudir al pediatra; podríamos estar hablando de una mastoiditis, complicación grave de las otitis medias.
Y ahora van las preguntas más frecuentes que me soléis hacer:
“Me han dicho que tiene el oído rojo”. Los niños cuando están acatarrados tienen las mucosas enrojecidas, el oído también. Para hablar de otitis media además deberá tener más signos (llanto, irritabilidad, fiebre, tímpano abombado…) Oído rojo no es igual a otitis
“Hemos ido al otorrino y nos has dado un antihistamínico para la otitis”. Voy a hacer un llamamiento: Pediatras, otorrinos, a ver si nos ponemos de acuerdo: Los antihistamínicos, descongestivos y mucolíticos NO son efectivos en el tratamiento de las otitis. No hay evidencia científica de que mejoren. La verdad es que muchos de los pediatras estarán de acuerdo conmigo en esto: Cuidamos con mimo a nuestros niños y a sus oídos, damos medicación cuando la necesitan y siempre que sea eficaz y de pronto llegan pacientes de la consulta del otorrino con el antihistamínico puesto… ¿Qué cara se os queda? ¿Llegaremos a un consenso, colegas?
“Mi hijo ha tenido ya varias otitis ¿Cuándo debo consultar al otorrino?” Mandamos al otorrino a los niños con otitis media recurrente: al menos 3 episodios en 6 meses o al menos 4 en un año. Será él entonces el que valore la necesidad de intervención quirúrgica para poner unos drenajes (Tubos de timpanostomía). Unos microtubitos en la membrana timpánica para que cada vez que acumulen moco en el oído medio, este sea capaz de salir al exterior.
Así que ya sabéis:
- Otitis externas: en verano, leves, dolorosas, tratamiento tópico con gotas y analgesia. Lo siento, niños pero está prohibido el baño.
- Otitis medias: en invierno, febriles, en ocasiones catarro previo. Tratamos con analgesia y si no mejoran, antibióticos orales, sobre todo en los más pequeños (menores de 2 años).