Las famosas otitis ¿quién no las ha sufrido en alguno de nuestros hijos? ¿Son todas iguales?

A pesar de ser una de las infecciones más frecuentes de la infancia, los padres me preguntáis casi a diario las mismas preguntas. Es por ello que me he dado cuenta que nuestras familias deben saber algo más sobre estas infecciones tan molestas.

Hay dos tipos de otitis que, en lo único que se parecen es en el nombre: otitis externa y otitis media. En todo lo demás: origen, signos clínicos, tratamiento y evolución son diferentes.

OTITIS EXTERNAS O TAMBIÉN OTITIS DEL NADADOR

La infección está localizada en la piel que recubre el conducto auditivo externo, de ahí su nombre. Los gérmenes vienen del exterior, habitualmente del agua de las piscinas (Pseudomona), de ahí que también se denomine la otitis del nadador. Son propias del verano, producen mucho dolor y rara vez fiebre. El tratamiento son gotas óticas (antibióticos óticos).

El signo típico es el dolor al presionar delante del oído (Signo del trago) o incluso simplemente con tocarles la oreja ya se quejan de forma llamativa. Evidentemente el dolor hay que tratarlo; aunque no tengan fiebre, debéis ofrecerles paracetamol o ibuprofeno.

Como veis en la imagen, la inflamación se produce en las líneas rojas que corresponden al conducto auditivo externo.

La infección raramente progresa hacia el tímpano. 

¿Por qué las otitis externas son propias del verano?

Porque en esta época del año abren las piscinas, las playas se llenan de gente y miles de niños se pasan las horas “a remojo” como los garbanzos. Unos más que otros, cierto es:

Su principal factor desencadenante es la humedad excesiva en el conducto auditivo (mantenida tras el baño en la piscina o en el mar), que favorece la proliferación de gérmenes. Aunque la calidad del agua es importante para la aparición de la otitis, es muy frecuente que las bacterias que se encuentran en el propio oído estén esperando a que se den las condiciones idóneas para favorecer la infección. En este caso, cualquier baño podría motivar la aparición de una otitis externa, aunque el agua se encuentre limpia. 

  • La humedad favorece que la flora habitual del conducto auditivo provoque la infección. Digamos que en verano todas las condiciones son perfectas para que los bichitos se multipliquen como conejos dentro de nuestro oído y la líen.
  • Otros factores que la propician son pequeños traumatismos(normalmente producidos por el uso de bastoncitos de limpieza o por algún rascado incorrecto)
  • Tener la piel muy seca (eccemas, dermatitis, piel atópica)
  • La escasez de cera (cerumen).

Por todo ello no hay que obsesionarse con la limpieza de los oídos. No insistáis, por favor. ¡No les saquéis brillo! Los bastoncillos no deberían de existir.  La cera es un factor protector para las otitis, una barrera natural. Nunca debemos utilizar bastoncillos, favorecen las infecciones y existe riesgo de dañar, incluso perforar, el tímpano.

Ya sé que os irrita ver la cera salir pero no por ello hay que buscar petróleo con un bastoncillo. Es suficiente con limpiarles por fuera con la puntita de una toalla.

¿Cuál es el tratamiento?

 Generalmente con analgésicos y gotas óticas antibióticas (Ciprofloxacino)  suele ser suficiente, recalcando siempre a las familias, la necesidad de no sumergir la cabeza en el agua durante los días de tratamiento.

¿Se pueden prevenir? 

Las medidas preventivas contra las otitis son sencillas, aunque no eficaces al 100%.

  • Limpiar y secar con la punta de una toalla el conducto auditivo tras cada baño, evitando así la humedad.
  • Evitar el uso de bastoncillos.Esta costumbre tan arraigada en la población, sólo consigue empujar el cerumen y compactarlo hacia el interior del oído, provocando tapones y haciendo aún más dificultosa su extracción. Hay que evitar cualquier instrumento que presione el cerumen y no usar utensilios punzantes, como las uñas, bolígrafos u horquillas, ya que todo ello puede causar heridas, perforaciones e, incluso, una infección.
  • Respecto al uso de tapones existe aún bastante controversia al respecto. Diversos autores prefieren el gorro a los tapones ya que estos pueden irritar el conducto auditivo y favorecer las otitis; además los que tenéis hijos sabéis que los tapones son mal tolerados por los niños. Vamos, que les compramos los mejores tapones de la farmacia y les duran lo mismo que un caramelo a la puerta de un colegio.
  • Y por último otros autores recomiendan la aplicación de un preparado de Ácido acético al 2% en el conducto auditivo tras el baño ya que la acidificación de la piel del conducto auditivo puede ser beneficiosa para prevenir las otitis.

 

OTITIS MEDIA AGUDA

Son propias del otoñoinvierno. Son una complicación frecuente de los catarros y los mocos. Las bacterias vienen del interior de la boca o de la nariz. Es frecuente que el niño empiece con un cuadro catarral. Con el paso de los días, el moco se acumula en la Trompa de Eustaquio que no es más que un túnel que comunica la nariz con el oído. Finalmente el moco se instala en oído medio y, si este es muy espeso y no es capaz de volver a descender por la trompa, se acumulará hasta causar una otitis.

El oído medio que habitualmente está hueco, se llena de moco con bacterias, estas proliferan a sus anchas en ese espacio y como la Trompa de Eustaquio es tan estrechita y además está horizontalizada en los niños pequeños, el moco no puede salir.

Si en ese momento miramos con el otoscopio el oído, veremos la membrana timpánica muy enrojecida y abombando hacia afuera. Hablaremos en este momento de una otitis media aguda. Habitualmente tienen fiebre alta.

A veces se complican. Si se acumula demasiado moco, aumentará la presión, el niño tendrá un dolor intenso y en algunas ocasiones el tímpano, que es una membranita muy fina que separa el oído medio del oído externo, se rasga, se agujerea y el moco sale al exterior. Estaríamos hablando entonces de otitis media perforada o supurada.

Es habitual que tras una noche espantosa de llanto y fiebre, amanezca la almohada del niño manchada de una sustancia amarillenta y al mirar a nuestro hijo, comprobaremos que ese líquido ha salido de su oído. Curiosamente, una vez se ha perforado, al salir el contenido al exterior, la presión baja bruscamente y el dolor desaparece por lo que los niños están al fin…felices.

En ocasiones cuando la otitis media es de en un solo oído, leve y no hay fiebre podemos probar con ibuprofeno durante 48 horas y reevaluar; hay veces que nos ahorramos una tanda de antibióticos.

Aunque en otras ocasiones, sobre todo en los niños más pequeños, se tratan con antibióticos orales.

Ojo, a las 48 horas de iniciado el antibiótico debe haber una franca mejoría; si persiste la fiebre, el dolor u observáis enrojecimiento de la zona de la piel que se encuentra detrás de la oreja, no dudéis en acudir al pediatra; podríamos estar hablando de una mastoiditis, complicación grave de las otitis medias.

Y ahora van las preguntas más frecuentes que me soléis hacer:

“Me han dicho que tiene el oído rojo”.

Los niños cuando están acatarrados tienen las mucosas enrojecidas, el oído también. Para hablar de otitis media además deberá tener más signos (llanto, irritabilidad, fiebre, tímpano abombado…) Oído rojo no es igual a otitis

 

“Nos has dado un antihistamínico para la otitis”. 

Los antihistamínicos, descongestivos y mucolíticos NO son efectivos en el tratamiento de las otitis.

 

“Mi hijo ha tenido ya varias otitis ¿Cuándo debo consultar al otorrino?” 

Hay que individualizar cada caso pero valoraremos la derivación al otorrino a los niños con otitis media recurrente:

  • Al menos 3 episodios en 6 meses
  • Al menos 4 en un año.

Será él entonces el que valore la necesidad de intervención quirúrgica para poner unos drenajes (tubos de timpanostomía). Unos microtubitos en la membrana timpánica para que cada vez que acumulen moco en el oído medio, este sea capaz de salir al exterior.

Así que ya sabéis:

  • Otitis externas: en verano, leves, dolorosas, tratamiento tópico con gotas y analgesia. Lo siento, niños pero está prohibido el baño.
  • Otitis medias: en invierno, febriles, en ocasiones catarro previo. Tratamos con analgesia y si no mejoran, antibióticos orales, sobre todo en los más pequeños (menores de 2 años).

Hasta la próxima,

 

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