Sí, los niños también tienen gripe. Y es tan frecuente o incluso más que en los adultos. De hecho, los niños menores de 2 años ingresan por este motivo en más ocasiones que los mayores de 65 años, aunque en estos últimos las complicaciones son mayores.
Pocas veces habéis salido de la consulta del pediatra con el diagnóstico de “gripe” ¿verdad? Esto es porque en los niños, sobre todo en los más pequeños, pasa casi desapercibida dentro del contexto de un cuadro más de mocos, toses, malestar y fiebre. No todos los catarros son gripes, ni mucho menos, ni todas las gripes son catarros.
Son virus diferentes con síntomas similares.
¿Cuáles son los síntomas?
Los niños cuanto más pequeños, más generalizan sus síntomas: desde una fiebre sin foco en un lactante, hasta un cuadro de fiebre alta, malestar, tos, diarrea y vómitos en un niño de dos años. Como veis no todos los vómitos son gastroenteritis, ni todas las fiebres altas son infecciones bacterianas graves.
A medida que son más mayores fácilmente nos dicen lo mal que se encuentran. “Me duele hasta el pelo” me dijo mi hijo el año pasado en lo que parecía una gripe.
Sí, cuando ya tienen los 6-7 años se quejarán de malestar, mialgias (dolor muscular), cefalea (dolor de cabeza), congestión nasal, estornudos, dolor de garganta, mocos, fiebre alta y tos.
El virus de la gripe cambia cada año, por eso no nos da tiempo a inmunizarnos y somos susceptibles de contraer la enfermedad cada invierno.
¿Cómo se contagia?
La gripe se contagia con mucha facilidad. Es casi imposible no “caer” si son tus hijos los que enferman. Y curiosamente son los niños los vectores de la enfermedad, es decir, son ellos los transmisores número uno del virus.
¿Cómo? A través de sus besos, con virus o sin virus, siempre dulces. A través de sus estornudos o de su tos, tos incesante en la que parece que solo se calma si te tumbas a su lado en mitad de la noche ¿verdad? Y por supuesto, la gripe como todas las infecciones respiratorias se transmite a través de sus manos, esas manos que donde mejor están es buscando nuestro calor.
- “Pon el codo al estornudar” – les digo a mis hijos. Pero he de confesar que les cuesta; al final como mucho, ponen las manos y luego tengo que ir corriendo detrás de ellos para que se las laven.
Cómo ves, es difícil no contagiarte pero aún así, recuerda… El lavado de manos frecuente es la medida preventiva más eficaz para prevenirla no solamente en los pacientes enfermos sino en sus cuidadores.
¿Cómo se trata?
No hay tratamiento eficaz para eliminar al virus. No sirven los antibióticos salvo en contadas ocasiones en las que se produce una sobreinfección, como por ejemplo una neumonía bacteriana o una otitis media. Así que no nos cansamos de repetir en esta época del año que el tratamiento es sintomático:
- Mantener bien hidratado al niño, ofreciéndole agua con frecuencia para evitar la deshidratación.
- Ofrecerle comida respetando sus gustos y apetito. Si no quiere comer, tranquila ¿acaso tienes tu hambre cuando estás tiritando en la cama bajo 3 mantas y con 39ºC? ¿Verdad que no? Ellos tampoco. No te preocupes. Consiéntele un poco con lo que más le guste y agua, agua y más agua.
- Antitérmicos como el paracetamol si la fiebre genera malestar.
- Y calor de hogar… No acudir al colegio ni a lugares con más personas para así evitar, en la medida de lo posible, el contagio.
- Enseñar a los niños a lavarse las manos con frecuencia y a toser sobre su propio codo como nos lo bailan aquí mis compañeros de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. ¿Os preguntáis qué hacemos los pediatras en los cursos y congresos? Pues entre otras muchas cosas, este baile! Una curiosidad: yo andaba por ahí…je,je.. ¿o me fui al aseo? ¡Ya no lo recuerdo! En este otro enlace tenéis el vídeo original bailado por los alumnos del Colegio Público la Paz.
¿Cuáles son los signos de alarma?
Más importante que saber qué tiene vuestro hijo, es diferenciar cuáles son los signos de alarma por los que debéis consultar con vuestro pediatra.
- Si tiene fiebre alta y mantenida y tras 3-5 días no desciende.
- Si está muy decaído, adormilado y poco activo.
- Si le salen manchitas en la piel. La gripe a diferencia de otras muchas enfermedades víricas de los niños, no produce exantema (lesiones en piel).
- Si la tos empeora con el paso de los días.
- Si tiene una respiración agitada, más frecuente de lo normal u observas dificultad respiratoria o pitos.
¿Se puede prevenir?
Cada año la OMS decide las nuevas cepas a incluir en la vacuna anual y se inicia la campaña entorno a Octubre-Noviembre.
¿Quiénes se deben vacunar?
La vacuna de la gripe, como todas las demás, no es obligatoria. En España no se recomienda de forma universal, solamente a >65 años por tener más riesgo de complicaciones, a mujeres embarazadas para protegerse ellas mismas y a sus bebés a través del paso de defensas vía placentaria y a niños, adolescentes y adultos mayores de 6 meses que tengan alguna enfermedad de base como pueden ser asmáticos, cardiópatas, niños con hiperreactividad bronquial o con alguna inmunodeficiencia, diabéticos, enfermos renales…
Aquí os dejo las recomendaciones más extensamente descritas de este año del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.
También es importante recordar que los familiares que convivan con el paciente que se vacune, deben vacunarse también para protegerle. Es decir, si un niño tiene asma, deberían vacunarse sus hermanos y los papás.
Que no se nos olvide que el personal sanitario somos pieza clave en todo este asunto:
- Primero, porque cada invierno vemos a cientos de niños con gripe por lo que nuestras posibilidades de contagio son muy altas
- Segundo, porque si enfermamos y vamos a trabajar antes de lo que corresponde somos una fácil fuente de transmisión, y esto no debe ocurrir.
En mi caso me vacuno por partida triple:
- Para protegerme y protegeros: Soy personal sanitario
- Para evitar complicaciones más graves: Soy asmática
- Y por último, para proteger a mis hijos cuando llego a casa y me los como a besos tras una larga jornada de trabajo rodeada de mocos, toses y gripes.
Hasta pronto.