“Nos estamos planteando llevar al niño a la escuela infantil; en casa se aburre”
Y yo, entonces, pienso: “Si el niño pudiese hablar…”
Pensad en esto: Si pudiéramos preguntarle a Miguelito lo siguiente, ¿qué creéis que contestaría?: Dime, Miguelito, ¿Qué prefieres, levantarte cada día a la hora que te plazca, o madrugar todos los días para salir de casa llueva o granice? ¿Qué prefieres, que la abuelita te de la comida sentado en tu trona como un señor o esperar el turno junto con otros 12 niños a que te traigan el puré? ¿Qué te gustaría más, dormir la siesta en tu cunita tranquilo o acostarte en una habitación con otros 10 niños?
Reconozco que este es un tema controvertido y que quizá me genere alguna “enemistad”. Pero es una consulta tan frecuente en mi día a día, que ahí va lo que les suelo decir a mis pacientes.
Antes de empezar, quiero resaltar lo siguiente:

Las  escuelas infantiles realizan una maravillosa función cuidando de nuestros hijos cuando nosotros no podemos hacerlo. Son profesionales de la materia y saben cómo hacerlo.

El mundo laboral en el que estamos inmersas las mujeres y los hombres es cada vez más fiero y ya a los 4 meses una se tiene que incorporar a su puesto de trabajo. Con las pocas facilidades que tenemos para conciliar nuestra vida familiar, no nos queda más remedio que poner a nuestros hijos en manos de otras personas. Pero mi pregunta es: ¿Cuál es la mejor opción?  Pregunta que yo misma me hice cuando me tuve que incorporar sí o sí a los 4 meses y un día de mi baja por maternidad.
Pues bien… ¿Qué opinan los pediatras? En el Congreso Nacional de Pediatría del año pasado celebrado en Sevilla, la respuesta fue clara y concisa: Los pediatras recomiendan no escolarizar a los niños antes de los 2 años.
“Me da pena que esté en casa, que no juegue con niños”- me dicen muchos padres.

A lo que yo siempre respondo:
Los niños hasta los 2 años, incluso más, no tienen ningún interés por sociabilizar.
Nos encontramos en los años más importantes de su desarrollo emocional. Esos años son vitales para asentar unas buenas bases afectivas y un vínculo seguro. Durante estos meses de vida, lo único que necesita el niño es ver todos los días a sus padres, o a sus dos papás o a sus dos mamás o a su mamá/papá en caso de familias monoparentales, sus abuelitos o sus cuidadores principiales… cada vez hay más modelos familiares y TODOS son igual de válidos. Necesita sus rutinas, su casa, sus horarios, sus besos y abrazos, su “minimundo”.
No tiene ninguna necesidad de saber que hay allí fuera.
No le interesan los otros niños, ni siquiera los otros adultos que no sean sus familiares más cercanos. ¿Sabéis qué pasa si ponemos a un niño de 12 meses en una habitación con otros 10 niños de esa edad? Cada uno irá a su aire; es más, lo más probable es que sientan angustia al perder de vista a su madre/padre y se pasen parte del tiempo mirando a la puerta a ver en qué momento reaparecen.
Así que yo a estos padres les digo:

  • No tengas pena porque esté en casa. Alégrate de que tengas a alguien de confianza que lo pueda cuidar a él solito en exclusiva. O Siéntete afortunada de ser tú misma la que puedas llevarle al parque para disfrutar de él y del entorno.


Vamos con otra frase “estrella” de muchas de vosotras:

  • Sé que se pondrá malito más a menudo pero así, cuando empiece el cole, ya estará inmunizado”- ¿verdad que os suena?

Los niños que van a guarderías tiene una media de entre 8 y 10 procesos febriles al año.

Teniendo en cuenta que las infecciones acontecen fundamentalmente en los meses fríos de invierno, eso supone que cada 2 – 3 semanas estarán malitos.
Los niños de estas edades escolarizados tienen el doble, incluso el triple más de posibilidades de caer enfermos que un niño que no va a la escuela infantil. Hablamos de otitis medias, resfriados, conjuntivitis,  gastroenteritis, bronquitis, neumonías. Además, tomarán más antibióticos y más tempranamente que el resto.
No hay estudios contrastados que defiendan la teoría que posteriormente se inmunizarán.
Hay más de 200 virus descritos causantes de infecciones respiratorias; sería imposible inmunizarse a todos ellos. Yo me pregunto ¿Qué es preferible, tener a Miguel en casa enfermo con fiebre y sin comer a los 4 años o a los 11 meses?
Además, la inmunidad de los niños no está del todo desarrollada hasta los 2-3 años de edad. Por lo que se defienden mal ante las infecciones. El mismo virus a un niño de 6 meses lo puede dejar en cama una semana y a un niño de 4 años a penas provocarle ningún síntoma o si se presentan, ser muy leves.
Otra de las frases estrella es: “En la escuela infantil se espabilan rápidamente”.  Y yo siempre pienso: maravillosa capacidad de adaptación al medio.

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  • En la escuela infantil le quitaron el pañal, le enseñaron a coger los cubiertos, a comer de forma ordenada, aprendió los colores.

Cuando escucho todo esto sonrío y pienso: Si no va, ¿no aprende a comer con cubiertos? ¿También es imposible quitarle el pañal sin que haga pipí por todas las esquinas de la casa durante meses? ¿Tampoco aprenderá nunca los colores? Es evidente que todos los niños sanos aprenden este tipo de cosas si se las enseñamos.
No hay estudios científicos que demuestren que los niños que han acudido a escuela infantil tienen más habilidades sociales o éxito profesional en el futuro.
Al año de estar todos en el colegio, a penas se encuentran diferencias significativas entre los que han ido de los que no han ido.
Las escuelas infantiles son una excelente solución a un problema que es: “No tengo con quien dejar a mi hijo cuando me incorpore al trabajo”.
Efectivamente, si no tenemos quien se encargue de nuestros hijos, ¿Quién mejor que una serie de profesionales expertos en la materia?
Ahí estamos de acuerdo. En ese momento buscaremos la mejor de las opciones; visitaremos las escuelas infantiles, preguntaremos cuántos niños hay por educador, valoraremos las instalaciones en su conjunto, jardines, áreas de recreo, de descanso e intentaremos que el niño esté las menos horas posibles.
Y tomaremos la decisión sin sentimiento de culpa, porque sencillamente estas son nuestras circunstancias y no hay otra opción para poder seguir trabajando. 
No quiero que este post genere ningún sentimiento de culpa. Es lo que nos faltaba ya. Con lo difícil que lo tenemos ya… Esta información está enfocada fundamentalmente a aquellas familias que sí tiene varias opciones.
Si tenemos la posibilidad  que  se críen de forma natural, sin exposición a infecciones en los primeros dos años, sin horarios tan estrictos, con la comida casera, y los paseos matutinos al parque de la mano de un familiar o de alguien de confianza, mejor. Ya tendrá tiempo de madrugar y asumir responsabilidades cuando empiece el colegio.
He de confesar que mi experiencia personal fue muy positiva: ninguno de mis hijos fue a guardería porque ya entonces pensaba igual que pienso ahora. Mi familia entera vivía a 1000 kms de distancia, estábamos solos pero tuve la suerte de tener a alguien de confianza que cuidara a mis hijos mientras yo trabajaba. Fue duro separarme de ellos cuando tenían sólo 4 meses pero las exigencias laborales actuales no nos ofrecen demasiadas alternativas. Cuando cumplieron los 3 años, entraron en el colegio sin problemas, felices y contentos, asumiendo su nueva situación: “Ya soy mayor” y con ansia de explorar el mundo escolar que les rodeaba.
Pero reconozco y soy muy consciente de ello que muchas familias no tienen esta opción: ni abuelos que se puedan hacer cargo, ni familiares cercanos, ni posibilidades económicas para contratar a alguien que les pueda ayudar. 
También os digo que me temo que ese “ansia” por explorar el colegio que tenían a los 3 años  ya ha desaparecido, y tras varios años de madrugones y deberes, lo que desean de verdad, es recuperar la libertad que les da las vacaciones. C’est la vie!
Así que, ánimo a todas las familias que están ahora en esta encrucijada, os propongo hacer una lista de pros y contras y… ¡ adelante con ello! ¡Sin sentimiento de culpa!
Un abrazo fuerte.

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