Picaduras de garrapatas ¿sabrías como actuar si te ocurre?
No hay verano sin que llegue algún niño con una picadura de garrapata, a veces con garrapata incluida.
Las garrapatas pertenecen a la familia de los arácnidos, que también abarca a los ácaros, las arañas y los escorpiones. Son parásitos que se alimentan de sangre de vertebrados como mamíferos (incluido el ser humano), aves, reptiles y ocasionalmente anfibios. No saltan ni vuelan, pero a menudo suben a pastos y arbustos para encontrar a personas o animales para poder adherirse.
Cuando localizan un lugar adecuado para darse un banquete, perforan la piel y segregan una especie de cemento que les permite adherirse bien. Pasados unos días, cuando ya tienen la tripa llena, se sueltan para cambiar de lugar o adherirse a otra persona o animal.
Las garrapatas tienen gran importancia en lo que a la salud humana se refiere ya que se han convertido en los principales vectores de enfermedades infecciosas en los países industrializados, sólo superados en zonas tropicales por los mosquitos.
Estos artrópodos son los responsables de enfermedades como la enfermedad de Lyme (Borrelia burgdorferi s.l.), fiebre botonosa (Rickettsia conorii, Rickettsia monacensis y Rickettsia sibirica mongolitimonae), DEBONEL (Rickettsia rioja y Rickettsia slovaca), anaplasmosis humana (Anaplasma phagocitophylum), tularemia (Francisella tularensis), etc.
¿Cómo desprendo la garrapata?
Lo más habitual es observar a la garrapata adherida a la piel o al cuero cabelludo. Debes seguir los siguientes pasos para desprenderla:
- No utilices vaselina ni ningún otro producto para matar o asfixiar a la garrapata.
- Coge unas pinzas y agarra a la garrapata por su cabeza, por la zona más próxima a la piel del paciente.
- Tira firmemente de la garrapata, con decisión, sin girar ni rotar las pinzas.
- Lava la lesión con agua y jabón, sin miedo.
Mis recomendaciones
Las garrapatas transmiten numerosas enfermedades infecciosas, por lo que deberás estar alerta ante posibles complicaciones:
- Consulta con el médico si la piel está muy enrojecida o irritada o si, pasados unos días, tu hijo presenta fiebre o síntomas parecidos a una gripe.
- Si pasadas las semanas o los meses tu hijo empieza con fiebre o dolores articulares, acuérdate de recordarle al pediatra que tiempo atrás le picó una garrapata. Aunque lo más frecuente es que no tenga nada que ver, no estará de más avisarlo.
Feliz verano a todos y hasta pronto.
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Lucía Galán Bertrand. Pediatra y escritora