Aquí me tenéis en el AVE, de camino a casa tras mi colaboración semanal en Saber Vivir, dándole a la tecla en un tema apasionante en el que necesitaríamos horas para terminar con todos los bulos y falsas creencias que hay en torno a la alimentación infantil.

Son muchos los post que he escrito sobre esto pero es verdad que cada día que pasa me voy dando cuenta de lo difícil que es a veces acabar con determinados hábitos que se llevan haciendo durante décadas. Así que asumiendo el riesgo de repetirme mas que el ajo, vuelvo a la carga.

El niño sale del colegio hambriento y a mí se me agotan las ideas” – comentan muchos padres en consulta.

Cierto. Los niños que se quedan al comedor suelen comer regular y las quejas son habituales entre ellos. Hay días en los que comen menos de lo que comerían en casa y tras todo el día de actividad, salen del colegio muertos de hambre. Pues esta es una excelente oportunidad para llevarles la merienda a la puerta del colegio. Tendrán tanta hambre que se comerán lo que les traigas.

Primero: para beber AGUA. Ni zumos, ni batidos, ni yogures líquidos. Los niños han de beber agua.

Segundo: Aprovecha y llévale fruta. Puedes además acompañarlo de un bocadillo de pan de barra, si es integral mejor. Si huyes de los embutidos, mejor aún. Utiliza el queso, el atún, tomate natural, jamón serrano algún que otro día, humus… Mis hijos salen con tanta hambre que al llegar a casa, no queda ni un solo trozo de fruta del taper que suelo llevarles a la misma puerta del cole. De camino a casa y mientras me cuentan atragantados su intenso día, se comen hasta la última uva.


Para mí y para él lo más fácil es darle un buen zumo a la salida del colegio ¿hago mal?”

No es lo mejor. No es lo más saludable. Los zumos envasados tiene un aporte extra de azúcares nada aconsejables en la dieta de un niño. Los niños que consumen zumos envasados de forma regular triplican el riesgo de padecer caries y aumenta considerablemente el riesgo de sobrepeso, obesidad, HTA y hasta diabetes méllitus. No es ninguna broma. Repetimos: los niños han de beber agua.

Ni siquiera si son zumos naturales. La Academia Americana de pediatra publicó recientemente en la prestigiosa revista científica llamada Pediatrics las siguientes recomendaciones: los niños menores de un año NO deben consumir ningún tipo de zumo de frutas aunque sean naturales. Los niños entre 1-6 años no deben beber más de medio vaso al día y los mayores de 6 años no más de un vaso al día.

Siempre es preferible tomar la fruta entera que en zumo, ¿Por qué? Por varios motivos:

  1. Fibra: en zumo perdemos toda la fibra tan recomendad en nuestra dieta.
  2. Azúcar: Los azúcares naturales de la fruta natural se convierten a todos los efectos en azúcares libres si exprimimos la fruta. Al tirar la pulpa, se pierda “la matriz” que es la que retiene a los azúcares. En condiciones normales (fruta entera), la matriz hace que se libere de una forma más lenta los azúcares en nuestro organismo. Al desaparecer este mecanismo exprimiendo la fruta, el azúcar se comporta como azúcares libres liberados directamente en nuestro torrente circulatorio provocando unos picos de insulina nada recomendados y menos en los niños.
  3. Es mucho más saciante tomarte la fruta en trozos que en zumo. La masticación juega un papel clave.
  4. Los zumos son hipercalóricos si los comparamos con la fruta entera. Un niño se toma como mucho una naranja entera o una manzana entera pero en zumo o licuado sería capaz de tomarse tres o cuatro piezas. ¿O no?
  5. Además, los niños que son malos comedores, si les ofreces un zumo a media mañana o a media tarde estarás hipotecando la siguiente comida. Es probable que se le quite el apetito con ese “chute” calórico y tengamos que pagar el precio de ver cómo ni prueba las lentejas.Así que eso de “al menos que se tome un zumito” por favor, desterradlo. Es preferible que no tome nada y luego haga una comida como corresponde que regalarle esas calorías muertas.

No le gusta la fruta. Del bocadillo de nocilla y mortadela no lo saco”

Hay muchos tipos de fruta, puede que no le guste un tipo u otro pero debemos armarnos de paciencia e ir probando. Añade incluso fruta en el resto de las comidas para que se vayan acostumbrando al sabor, también en las comidas principales: ensaladas con algo de fruta (uvas, mango, piña), el pollo al horno de la cena podemos añadirle manzana, por ejemplo. La fruta ha de estar presente y por supuesto nosotros debemos dar ejemplo. Frutero siempre lleno y a la vista encima de la mesa. Respecto a la mortadela del bocata, hay rellenos mucho más saludables: atún con tomate, jamón serrano, queso, etc.

¿De verdad soy tan malamadre si le llevo bollería al colegio? ¿y galletas? “

No eres malamadre, por supuesto que no. Eres una madre estupenda que hace lo que puede. Pero has de saber que esa no debe ser la opción. No debemos siquiera comprarlo de forma habitual. La bollería industrial dentro de la cual se incluyen a las galletas por su alto contenido en azúcar y grasas trans, no solo no es saludable, sino que es perjudicial. España tiene una de las tasas más altas de sobrepeso/obesidad de Europa. Hasta un 18% de los niños tienen obesidad y hasta un 26% sobrepeso, esto quiere decir que el 40% de los niños españoles están por encima de su peso. O ponemos medidas ya, o en unos años veremos a nuestros niños sufriendo enfermedades de adultos.

¿Y si no quiere merendar? ¿Es imprescindible al merienda?

No es imprescindible; ninguna comida es imprescindible, en los niños tampoco.

Tenemos 24 horas para alimentarnos. Si el niño por los motivos que sea no le apetece merendar no hay que forzarle. Ya cenará unas horas más tarde. Tampoco hay que ir detrás del niño con el bocata en mano durante una hora y media. Si no tiene apetito, se guarda y ya cenará en casa tranquilamente y en familia. Recordad el Plato de Harvard del que hablamos AQUÍ: fuente de verdura siempre en la mesa (al menos la mitad del plato). La otra mitad del plato debe ser a partes iguales, un poco de proteína y un poco de hidrato de carbono. Y de postre si es fruta, siempre mejor que postre lácteo que la mayoría están azucarados. Como fuente de grasas “buenas”: el aceite de oliva, las nueces o el aguacate.

Y una última cosa: jamás permitáis que el niño corra por el parque con la boca llena. Ni con bocata, ni con gusanitos, ni palomitas, ni siquiera con trozos de fruta. Uno come sentado. El riesgo de atragantamiento mientras un niño está corriendo es alto.

Y ahora ¿queréis escuchar lo que me han preguntado los niños de un colegio? Pues aquí os dejo el programa de hoy para que podáis escucharlo (a partir del minuto 5:55)

Y eso es todo por hoy. No es tan difícil cambiar nuestros hábitos, da ejemplo, come fruta y verdura a diario, anímate a cocinar platos de cuchara, a los niños les encanta. Son pequeños gestos los que provocarán grandes cambios. No olvides que el impacto que provocamos con nuestros actos en la salud de nuestros hijos, puede ser inmenso.¡Ánimo!

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